12 de Junio de 1883
En el norte se encontraban las fuerzas del coronel Alejandro Gorostiaga, que sucedió al coronel Silvestre Urízar Garfias en el comando de los departamentos del norte y que, saliendo desde Trujillo, llevaba entre otras fuerzas, al Batallón “Talca”, 440 hombres con su comandante Alejandro Cruz; formada la totalidad de la columna por 928 soldados y 50 jefes y oficiales, lo que daba un total de 978 hombres.
Gorostiaga marchó hacia el sur, sosteniendo algunos encuentros con montoneros y logró alcanzar Huamachuco, donde recibió órdenes del Cuartel General de Lima de avanzar hasta Caraz, en el Callejón de Huaylas, para batir al coronel Recabarren. Se le hizo presente que si Recabarren se reunía con Cáceres, debía retroceder al norte, en espera de refuerzos que le permitieran balancear la superioridad numérica con que se presentaría el adversario. Gorostiaga llegó con su División hasta Yuramarca y desde allí regresó al norte, moviéndose hacia Suhuas. Había recibido un importante refuerzo que le llevaba el mayor Sofanor Parra, consistente en un parque de 73 mulas con municiones, ropa y calzado. Como escolta marchaban hombres de Caballería, Infantería y Artillería, total 191 hombres. Entre ellos, 72 hombres del “Talca” que mandaba el subteniente Juan Manuel Poblete.
Tras él marchaba Cáceres que, después de salir de Yungay, había tomado el camino de Pomabamba – Urcón – Mollepata y que llevaba intenciones de aniquilar a la columna chilena del comandante Herminio González, que venía de Trujillo en refuerzo de Gorostiaga. Esta columna tenía una fuerza de 581 plazas, compuesta por hombres de Artillería, Infantería y Caballería. Compuesta por 191 hombres del Batallón “Talca”.
Gorostiaga ordenó a González apresurar su marcha a Huamachuco.
8 de Julio de 1883
Gorostiaga ocupó Huamachuco y Cáceres se acercó aprovechando los caminos indígenas de Balconcillos o Escalerillas, para colocarse en las alturas de Cordillera de Huaylillos, tras los cerros de Santa Bárbara, Coyurga y Armamorco.
El jefe chileno estaba vigilante. En la mañana había enviado reconocimientos hacia Cajatambo y Tres Ríos y a los faldeos del cerro Santa Bárbara. Ninguna de las patrullas de reconocimiento acusaba novedades.
14.00 hrs: Gorostiaga ordenó un nuevo reconocimiento hacia los mismos puntos y entonces se descubrió la aproximación del enemigo. Gorostiaga ordenó la inmediata evacuación de Huamachuco y fue a situar sus fuerzas al cerro Sazón.
Cáceres ocupó el poblado y logró apoderarse de algunos víveres, ropa y burros de la División chilena.
El orden de batalla de las fuerzas chilenas estaba conformado por:
Cuartel General
Comandante en Jefe, coronel Alejandro Gorostiaga
Capitán ayudante Amador Larenas
Teniente ayudante Egidio Gómez Martínez
Secretario Isidoro Palacios Prado
Jefe de Telégrafo Demetrio Tobar
Estado Mayor General
Jefe de Estado Mayor, sargento
Mayor Juan Francisco Merino
Capitán ayudante Santiago Herrera Gandarillas
Telegrafista y ayudante del parque Wenceslao Rivera Girón
Delegado de la Comisaría Benjamín Calvarte
Guía Juan Sepúlveda
Guía José N. Lobatón
Dentro de las unidades que formaban en esta fuerza, el Batallón “Talca”
Comandante, teniente coronel Alejandro Cruz
Mayor Ramón Villalobos Concha
Capitán ayudante Julio Zacarías Meza
Capitán ayudante Carlos Rojas Arancibia
Subteniente Domingo Herrera
Subteniente Agustín Espinoza
Abanderado Gabriel G. Armas
Capitán Carlos Whiting
Capitán Ricardo Torres
Capitán Víctor Manuel Pamplona
Capitán Agustín Donoso
Capitán Luis G. Novoa
Teniente Guillermo White
Teniente Ramón Muñoz
Teniente Edmundo Armas
Teniente Jacinto 2º Rojas
Teniente Gregorio Salgado
Subteniente Belfor Lagos
Subteniente Marco Antonio Silva
Subteniente Romilio Pamplona
Subteniente Carlos Yávar
Subteniente Luis Sobra
Subteniente Alberto Parot
Subteniente Juan Manuel Poblete
Subteniente Nicolás Rico Rivera
Subteniente Tadeo Riveros Barceló
La dotación de fuerza de la División Gorostiaga era de 1736 plazas; de los cuales 620 hombres pertenecían al Batallón “Talca”.
10 de Julio de 1883
Amaneció brumoso por la neblina que venía de los ríos que enmarcan la pampa de Purrubamba al nordeste y sudeste, de manera que las faldas de los cerros de Armamorco, Coyurga y Santa Bárbara, que ocupaban los peruanos, como el Sazón donde se encontraban los chilenos, se hacían casi invisibles para los adversarios. Ambas líneas estaban separadas por distancia aérea de 2200 metros más o menos y de 4000 terrestre. Al pie del cerro Sazón forman una defensa natural los pantanos cortados por el río Chiramca, afluente del río Toro, que corre de sur a norte en el ala izquierda chilena. Las faldas del Sazón son menos ásperas que las de la cadena del Coyurga y poseen antiguas ruinas incaicas que forman excelentes obstáculos defensivos.
Gorostiaga había tenido conocimiento que las tropas del coronel José Mercedes Puga, unidas a otras de Cajabamba, habían tomado ubicación para atacar su espalda, cortándole la retirada. Ante esta situación decidió provocar al adversario y con las primeras luces ordenó que 200 hombres de una unidad de Infantería, bajaran a la pampa, la cruzaran y amagaran dilatoriamente al enemigo. La orden se cumplió, la Infantería comenzó a avanzar en las faldas del Coyurga pero pronto se vieron cargados por los Batallones de Infantería peruanos, amenazando coparlos. La Infantería chilena comenzó una retirada metódica, ocupando todas las sinuosidades del terreno, pero la diferencia de efectivos era tan grande, que Gorostiaga, temiendo que la Infantería chilena en el llano fuera cercada, los reforzó con dos Compañías de Infantería. La retirada de la Infantería chilena del llano fue el momento para que Cáceres tomara la ofensiva contra los chilenos que habían bajado a la pampa de Purrubamba.
10.00 hrs: El sol alumbraba con fuerza y los soldados jadeaban combatiendo. Los fusiles estaban calientes, mientras disparaban para contener la avalancha de enemigos que los obligaba a replegarse hacia el Sazón. Gorostiaga opuso a cada Batallón peruano una Compañía, por escasez de tropa, mientras ordenó que el piquete del Batallón, que tenía a cargo el parque, renovara las municiones de los combatientes en el llano.
11.00 hrs: La presión era tan fuerte que la línea chilena debió ceder ante el empuje de los soldados de Cáceres y se inició una franca retirada hacia las alturas del Sazón. Las bandas de los Batallones peruanos rompieron con su himno nacional, mientras los bombos de los guerrilleros atronaban el aire. Las marchas militares acallaban el silbido de las balas: era la victoria del Perú.
En ese momento Cáceres ordenó a su Artillería un cambio de posiciones desde el cerro Santa Bárbara al llano, para apoyar el asalto de su Infantería al cerro Sazón. Esta acción produjo un pequeño respiro en la línea chilena que siguió defendiéndose del avance de los infantes peruanos. Una pequeña carga de Caballería, llevada a cabo por el Alférez Luis Alberto Garín con 25 “Cazadores”, detuvo por un momento el paso de los atacantes que amenazaban rebalsar el ala izquierda, pero el enemigo había logrado llegar a 50 pasos. Se oían las voces de mando de ambos bandos y los insultos que se dirigían mutuamente.
12.00 hrs: El sol llegó al cenit. El calor era sofocante por el ardor de la pelea. El triunfo estaba de parte de Cáceres y en ese momento Gorostiaga intentó el último recurso: ordenó a su ayudante capitán Santiago Herrera Gandarillas que corriera hasta donde se encontraba el mayor Sofanor Parra, a fin de que cargara con todos sus jinetes y, colocándose entre el comandante Alberto Novoa y el mayor Juan Francisco Merino, bajó desde lo alto del Sazón, se detuvo en el centro de su línea y ordenó a un corneta tocar:
– ¡Cesar el fuego…!
El silencio se hizo en toda la línea, pero de inmediato el corneta tocó: ¡calacuerda…! las bandas rompieron con el himno nacional y el grito de:
– ¡Viva Chile!, llenó los cerros y la pampa, mientras batían tambores y sonaban cornetas, ordenando al ataque; mil demonios salidos de las ruinas incaicas, donde se habían ocultado para combatir, saltaron, haciendo brillar sus bayonetas al sol del mediodía y en un choque terrible rompieron la línea adversaria, siendo inútiles los intentos de los jefes peruanos por mantenerla. Entre el estruendo se escuchaba la algarabía araucana de los jinetes de Parra que lo abatían todo con sus sables y ante los ojos atónitos de Cáceres, como ante los de Santa Cruz 40 años antes, los chilenos le arrancaron la victoria en el más fulminante contraataque. La victoria chilena fue completa. Las bandas tocaron el himno nacional y la canción de Yungay, en tanto el suelo se empapó con la sangre de 1400 muertos que dejaron los vencidos. Entre ellos se encontraban 1 general, 10 coroneles, 1 capitán de navío y muchos jefes y oficiales. Toda la Artillería peruana (13 cañones), 560 fusiles, 100000 tiros a bala, y muchas banderas y banderolas de los Batallones peruanos, pertrechos y ganado. Cáceres se retiró bajo la persecución de “Cazadores a Caballo” y sólo la bondad de su cabalgadura salvó su vida.
Exactamente cuando se cumplía un año del Combate de Concepción, el Ejército del Centro peruano dejaba de existir. Inútiles resultaron sus pedidos a Montero para que le enviara la División Canevaro desde Arequipa, para reorganizar nuevas fuerzas en el interior. El fuego de la guerra comenzaba a extinguirse y la figura del general Iglesias se levantaba en el Perú y con ella la paz.
Así, el Batallón “Talca”, formando parte de las fuerzas del coronel don Alejandro Gorostiaga, se encontró en la célebre Batalla de Huamachuco, en que este heroico chileno, con 1600 soldados, hizo frente a más de 3500 hombres del general Cáceres, y en una arrolladora y sangrienta carga a la bayoneta, hizo pedazos a las fuerzas del jefe peruano, que vencido, huyó por entre la sierra peruana sin poder rehacerse. Batalla que vino a poner fin a la Guerra llamada del Pacífico.
BAJAS del Talca:
Cabo 2º Lucas Hormazábal
Soldados 14
15 de Mayo de 1884
El transporte Chile parte al sur, conduciendo a su bordo al Batallón “Talca”, de 662 hombres, de los cuales 320 estaban enfermos. Viajaban, además, 160 pasajeros, entre mujeres y licenciados. 2 muertos